Merecen recibir el fruto de nuestra rabia

El siguiente audio es la reproducción de un texto anónimo que deseamos compartir con ustedes para ser discutido y si lo creen necesario desarrollarlo en la práctica.

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VOCES KONTRA EL KAPITAL

Merecen recibir el fruto de nuestra rabia
Sobre la violencia revolucionaria y el reformismo moral en la sociedad

Renunciar a la violencia liberadora, cuando esta es la única manera de poner fin al sufrimiento diario de las masas y a las crueles tragedias que azotan la humanidad, sería responsabilizarse de los odios que se lamentan y de los males que del odio surgen.
Errico Malatesta

No pocas veces se ha visto chillar ha diversas individualidades (si se les puede llamar así) cuando el tímido y apacible ambiente de nuestra putrefacta cotidianidad se ve ensombrecido por la tensión generada en el ambiente por un grupo de explotadxs que toman la decisión del enfrentamiento físico, la de atacar a quien nos somete. Me parece que la violencia revolucionaria en las condiciones actuales de vida no necesita de justificaciones para ser llevada a cabo, pero en vista de tanto borregx suelto que vocifera a favor de la comunicación y el dialogo, definiré mi postura y -creo no equivocarme- la de varios compas.

Somos enemigos del capitalismo, sistema coercitivo y violento por naturaleza, en donde nosotros lxs esclavxs siempre nos encontraremos en un estado de legítima defensa ante los embates del poder, por ende la violencia contra el patrón o quienes resguarden su poder siempre será moralmente justificada. Esto no quiere decir que la violencia sea justificable solo en circunstancias defensivas, puesto que como explotadxs nos encontramos en una constante situación de sometimiento y violencia, por tanto es absolutamente nuestro el derecho de ataque a quien nos explota.

Ahora, es sabido que actos como estos son constantemente juzgados tanto por el discurso de la prensa burguesa como por lxs babosxs que lo internalizan. Una serie de prejuicios que nacen desde la moral dominante y son esparcidos a las masas que como buenxs borregxs asumen y reproducen. Contradictoriamente es una moral que exalta valores como el dialogo, el consenso, la comunicación, etc. lo paradójico de todo esto es que lo hace sobre un sistema que esclaviza y mata. La moral no es más que un impedimento para quien quiere atacar al poder, por tanto la moral busca sofocar nuestros deseos en prejuicios heredados por la sociedad.

Me pregunto si aquellxs moralistas que arremeten contra quienes ocupan la violencia como forma de lucha se han cuestionado si trabajarle a un gordo burgués la mayor parte del día y toda la vida (incluyendo el endeudarse por consecuencia del ingreso escaso, comprando cosas que no nos importan pero que la TV nos impone), ¿es la vida que todos quieren elegir? O simplemente es el camino al cual nos somete el sistema porque de otra manera no tendremos forma de sobrevivir, que es esto sino más que violencia simbólica. Para que hablar de la represión continúa que ejercen las fuerzas del orden sobre cualquier forma pacífica de expresión popular. Hoy por hoy, el poder perfecciona sus aparatos ideológicos y propagandísticos en donde difunde las ideas de paz y consenso social, mientras esencialmente practica y prepara la guerra. La moral burguesa es hipócrita, y eso lo sabemos. Ya nos aburrimos de parlamentar, no queremos más dialogo, a veces el silencio comunica mejor.

Malatesta decía; para que dos vivan en paz, es necesario que los dos quieran la paz; si uno de los dos se obstina en querer obligar por la fuerza a que el otro trabaje para él y que le sirva, el otro si quiere conservar la dignidad como persona y no ser reducido a la más abyecta esclavitud, a pesar de todo su amor por la paz y la armonía, se sentirá obligado a resistir mediante la fuerza con los medios adecuados.( “Pensiero e Volontà”, Errico Malatesta, 1924)

La acción violenta tiene como característica la búsqueda de la diversión y el placer en el ataque a quien nos oprime. Es una práctica sencilla que todos y todas pueden realizar. Con el ataque se desmitifica al poder rompiendo la falsa apariencia de paz y control social, y mientras más continuos y seguidos sean los enfrentamientos más se reproduce la revuelta y el ambiente de tensión social. Practiquemos el vandalismo. Ningún acto de revuelta es ciego o inútil. El sencillo alardeo de poder o despilfarro de dinero por quien nos explota es una provocación para quienes sufrimos las consecuencias de ambas. Merecen recibir el fruto de nuestra rabia.