Fuente: 325 (Traducido por Viva La Anarquía)
Este martes 22 de marzo, la ciudad de Amsterdam fue testigo de una gran ola de desalojos.
Fue la primera gran serie de desalojos después de la nueva ley anti-okupación en Holanda. La antigua actitud tolerante hacia la ocupación ilegal en Holanda ha sido reemplazada por un enfoque de tolerancia cero para todo aquel que tome el derecho a la vivienda en sus propias manos.
En lugar de desalojar las casas ocupadas, una por una, la policía de Amsterdam tiene la tradición de desalojar mediante las denominadas «olas de desalojo». Una ola de desalojo por lo general consta de un gran número de brigadas antidisturbios, equipos especializados para romper puertas y barricadas, perros policía, camiones hidráulicos antidisturbios blindados y, a veces, un helicóptero. Esta vez el circo de siempre fue acompañado incluso por la policía militar.
Comenzando temprano a la mañana, esta fuerza policial atravesó la ciudad y desalojó a un número de okupas previamente avisados. En lugar de centrarse en la defensa de los espacios okupas a ser desalojados, esta vez fue hecha una convocatoria a acciones autónomas descentralizadas.
La noche anterior a la ola de desalojo fue caótica para los cerdos. A pesar de que estaban presentes en las calles de forma masiva durante toda la noche antes de la ola de desalojos, individuos atacaron y destruyeron varios objetivos estatales y empresariales.
Una camioneta de la policía fue incendiada, se atacaron bancos y se destruyeron cajeros automáticos. Por otra parte, un coche que pertenece a una gran corporación de viviendas fue reducido a cenizas. Graffitis okupas y anti-autoritarios fueron pintados por toda la ciudad.
Seis detenciones fueron hechas durante la noche. Una persona fue detenida cuando se negó a abandonar el espacio okupado y se quedó en su interior.
Diez casas fueron desalojadas después de un día lleno de actividad policial. Los costos de una ola de desalojos se estiman en 700.000 euros.
La okupación en Amsterdam continuará y todos lo saben.