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Fin de aislamiento para Olga Ikonomidou
“El tiempo se me hace “eterno”, es como si estuviese congelado pensando-viendo y sintiendo y no pudiendo tocar-sentirlo todo.
Recuerdo…, recuerdo, eso sí: cada minuto, cada beso, cada nombre, cada ciudad donde he estado LIBRE; libre como un ave, plétorico de energías y sueños, creador y activo, militante de la libertad, agitador y propagandista, lo recuerdo todo y eso nadie y nada me lo pueda robar…”
Gabriel Pombo da Silva “Diario e Ideario de un delincuente”.
Después de los 53 días del aislamiento y de una actitud vengativa por parte de las autoridades, en cuanto a mi traslado disciplinario de la cárcel de Thiva a la de Diavata, el 26 de junio fui trasladada a la cárcel de Koridallos a la vista del juicio por el comunicado sacado por la CCF en solidaridad con el ateneo anarquista Nadir.
El régimen de aislamiento se rompió no porque hubo decisiones al respecto, sino por coincidencia. Además cada presx es un numero y cada numero un papel más en los montones apiñados sobre escritorios de los burocrátas, un papel facilmente perdido o cuidadosamente enterrado.
A cabo de dos días me informan que tengo que irme de nuevo a Diavata. Algo que significaría volver a la celda de aislamiento.
De este modo, por la mañana del 29 de junio y mientras que mi “escolta” (EKAM, maderos, fuerzas de traslado de los servicios penitenciarios) está esperando, categóricamente declaro que me niego a venir, me niego a volver allí, me niego de tomar parte en su juego. En tales situaciones o unas parecidas, la táctica seguida por la máquina estatal es un hecho dado. Empieza un intento de intimidar tu moral, mostrarte que la situación es como un callejón sin salida y hacer destacar la inutilidad de opción que hiciste, como si estuviesen diciendo “es que no hay otra manera”. Luego llegan las conocidas amenazas sobre el traslado por la fuerza.
Naturalmente, sus métodos no prevalecieron, ni por un segundo pusieron en duda mi negativa y tampoco me despertaron ganas para reconciliación. Además, la decisión que viene de alma y las opciones muy claras son aquellas de no renunciar, de seguir creando la ruptura con el sistema penitenciario.
Después de muchas horas de retraso, como si estuviese por brujería, del ministerio llega el papel que confirma mi traslado a la cárcel Eleonas de Thiva, algo que anula su decisión de llevarme a Diavata y permite que siga en Koridallos hasta que me lleven a Thiva.
En estre momento ya estoy de vuelta en la cárcel desde la cual he iniciado este “viaje”.
53 días de aislamiento parecen muchos. Al ser vividas son todavía más pesados, todavía más monótonos, más difíciles. Pero la historia de las cárceles esconde los aislamientos, los maltratos y las torturas de lxs anarquistas revolucionarixs y más en general de todas personas insumisas. Aislamientos, maltratos y torturas que no se miden en días sino en años.
En tales casos es la directa solidaridad fuera de los muros la que deroga, de modo conceptual, cada aislamiento, cada tortura y alimenta a la continuación de la lucha.
Todos estos gestos solidarios, las concentraciones, las cartas y los incendios, como unos ladrones no arrepentidos trasgreden la alambrada del silencio y prenden fuego dentro.
De los disparos de FAI en Genova al incendio del Microsoft por Actitudes Desviadas/FRI en Marousi, la hacha de guerra anarquista jamás fue enterrada…
Siempre en la batalla…
Olga Ikonomidou
miembro de la CCF-FAI-FRI
Cárcel de Thiva.