1982
Nos subimos a la micro, mi hermana, mi mama y yo, la “carrascal Sta Julia”, una destartalada y pequeña locomoción marca mercedes benz de color verde, un camión enchulado para transportar pasajerxs es la mejor y fidedigna descripción, ya adentro me doy cuenta que al fondo, sentados en la última fila hay dos pacos, nosotros ocupamos los primeros asientos, inquieto por la presencia policial, voy cada cierto tiempo y de reojo observando hacia el final del bus, hasta que al fin me decido y camino por el pasillo ante la asombrada mirada de mi familia, me detengo frente a los agentes, los miro fijamente, sin mover mis tensos musculos, ¡hola amiguito! Me saluda sonriendo uno de ellos, respondo secamente y desde las visceras, ¡yo no soy tu amigo y cuando sea grande les voy a sacar los ojos con una cuchara!, en plena dictadura militar un niño de 6 años desafiaba abiertamente al poder, la semilla de libertad sembrada entre el dolor de un tio detenido desaparecido, allanamientos y arrestos y comenzaba a germinar.
Cartas
El gordo gendarme golpea con su garrote la puerta blindada de la celda, el ruido me pone mal genio, otro motivo más para odiar al carcelero, ¡carta! Anuncia con su voz ronca falseada, para dar la impresión de mayor rudeza, una a una va depositando las cartas en la ranura de la puerta, son 6, leo con dificultad el nombre de destinatario, ________ la caricatura de la estupidez uniformada, con cada pequeño papel cuidadosamente doblado, mis ojos se hacen mas grandes y brillantes, solo con observar las letras con mi nombre deduzco quien la envía, hay tres que no identifico, nuevas palabras, nuevos sentimientos, nuevos recuerdos…¿algún/a nuevx hermanitx? Cada misiva refleja a cabalidad lo que somos, aunque seamos inexpertxs escritorxs, la memoria se activa, caras, lugares, olores… en este lugar se transforman en un micro mundo maravilloso, imagino sus risas, sus caras concentradas, su orden y su desorden, sus pelambres y puteadas, gatilladas por el sentimiento todo en un trozo de papel mas tinta, que cuando es prácticamente la única manera de enviar cariño, se transforma en combo y cincel que destroza los muros carcelarios. Me voy a detener en dos de las misteriosas misivas, la primera es del tutu, un punk de aquellos, antiguo vecino del barrio, sus palabras me transportaron a la florida ¡recordé al punky Mauri y su ranchera “la cruz de marihuana”, la otra del Gunter del mismo barrio y antiquísimo hermano, mientras leía me acordaba del 2002/03 cuando “los _______ presxs políticos” hacían una huelga de hambre de setenta y tantos días, exigiendo si libertad, con gran repercusión en las calles, esa vez el gordito junto al Harry me fueron a buscar temprano, era sábado parece, para ir a dejar varios bidones de agua mineral de 5 litros, tomamos por unas monedas la micro 666, ese era el n°, nos bajamos en Matta a cuadras del parque O’Higgins, hasta el C.A.S donde un pequeño, pero bullicioso grupo de familiares y compañerxs desplegaban un lienzo, entre ellxs, la vieja y querida Herminia, el cabezón Ulises y una compañera con dreds que con el tiempo se transformo en una hermana, la Gaby, quien huye de las jaulas, tantas vivencias arrancadas de un papel, palabras sacan palabras, recuerdos nos llevan a otros, la suma de palabras mas recuerdos resultan en sentimientos que desbordan cualquier encierro, sigue volando libre guerrera, ansiamos verte, pero no en una jaula.