I. La cárcel, herramienta de control y castigo, es indispensable e inherente al sistema de dominio. Es a este lugar donde van a parar quienes no son funcionales al orden impuesto y que cambia de forma según lo amerite, como es el caso de los centros de detención de menores, los psiquiátricos y los asilos de ancianos en el caso de los humanos, mientras que para los animales las posibilidades son infinitas, tanto para su explotación como para su exterminio.
II. Mi cercanía con las jaulas para humanos se ha limitado, a visitar y apoyar prisionerxs; desde pequeño conocía distintas cárceles a donde acudía a ver a familiares, con mi corta edad no entendía por que las personas debían estar separadas de sus seres queridxs. Ya con más edad y con una postura propia frente al orden, comencé a solidarizar con lxs compañerxs en prisión, a quienes muchas veces no conocía personalmente, pero la actitud y dignidad de estas personas me motivaban a apoyarlxs.
III. Como antiautoritario sabía que la prisión, el encierro y el aislamiento eran una posibilidad, la cual estaba dispuesto a asumir. Desde hace años que participo de protestas callejeras, jornadas combativas de las cuales guardo hermosos recuerdos, desde aquel entonces había evadido cualquier tipo de detención sin quedarme atrás, siempre al frente junto con otras desconocidas voluntades portadoras del caos.
IV. Luego de que la prensa publicara las fotos supe que vendrían a buscarme, los organismos de “inteligencia” sabían de mí y era cuestión de tiempo para que llegaran. Podría haber huido, pero no quise. El día martes 13 aparecieron y se aparcaron a la salida de la calle, inmediatamente les hice saber que aunque intentaran pasar desapercibidos ya los había identificado. En el barrio en el cual he vivido desde pequeño, situado en la periferia del sur de Santiago, no se caracteriza por la tranquilidad. Al contrario, la violencia entre pandillas y el narcotráfico son pan de cada día. Esto, sumado a que la policía no es bienvenida, mantenía a los agentes incognitos intranquilos. Pronto se corría la voz de que ellos estaban ahí y las medidas de seguridad para ellos aumentaba. El jueves 15, cerca de las 13:00 horas salí a la calle a dejar a mi compañera al bus de transantiago y ahí estaban con la cara de imbéciles de siempre, el bus se me perdía de vista cuando ocurrió el asalto a mano armada. Tres autos de civil y cerca de 10 agentes de DIPOLCAR se lanzaron contra mí, sentía los cañones de las pistolas en mi contra y las maniobras de sumisión intentaban inmovilizarme, resistí la planeada emboscada y grite a los vecinos para que dieran aviso a mi madre que me esperaba para comer. Me pusieron una manta en la cabeza y a golpes me subieron al vehículo donde continuaron la agresión. Por el evidente nerviosismo de los agentes, no pusieron bien mis esposas y logre proteger mi cabeza. Luego me trasladaron a la comisaria de la zona y me informaron la razón de mi detención, acusado de golpear a un esbirro el 11 de septiembre. Los agentes aún temblaban y mi tranquilidad los irritaba.
V. Esa noche la pase en la 6° comisaria al otro extremo de Santiago, lugar donde familiares y compañerxs acudieron a apoyarme. Fue una larga noche llena de amenazas y promesas de muerte, pero por otro lado, los esbirros estuvieron de guardia toda la noche porque pensaban que el cuartel seria atacado y yo sería rescatado por desconocidxs. Al día siguiente fue la audiencia de formalización a la cual me presente con la frente en alto, sentí de forma inexplicable el apoyo de lxs solidarixs que fueron a acompañarme y a defender de la prensa a mi familia. El juez decidió dejarme con firma cada 15 días, pero ante el disgusto de los querellantes, entre ellos el ex fiscalillo Peña, no se dudó en mencionarme como parte de la investigación del “caso bombas”.
VI. El 22 de septiembre la corte de apelaciones dicta mi ingreso a prisión por considerarme un peligro para la sociedad; el teatro judicial fue asqueroso, tenían claro desde el principio que me encerrarían, incluso uno de los tres ministros durmió toda la sesión. Es así como deciden sobre la vida de las personas. Mi encierro es una muestra del castigo ejemplificador que recibirán aquellxs que hacen frente a la agitación social que está desbordando el territorio chileno. Me despedí de mis cercanos sabiendo que los extrañaría mucho, pero con la certeza de que estarán siempre presentes en mis pensamientos y en cada minuto de encierro me dan fuerza para seguir, orgulloso y firme.
VII. Mi abogado pidió que mi prisión fuera en la CAS (cárcel de alta seguridad) por ser este el único lugar que cumplía con las condiciones mínimas para mi seguridad y para poder seguir llevando mi forma de vida vegana.
En los dos días que estuve en el cuarto piso de la SMS- CAS fui bien recibido por los presos, quienes de forma desinteresada, me aportaron con lo que me hacía falta, como comida, abrigo y hasta una radio. Pero esto duro poco, la madrugada del sábado 24 fui trasladado repentinamente a la cárcel-empresa Santiago 1.
VIII. En Santiago 1 el ambiente es hostilidad absoluta, los carceleros golpear por cualquier cosa con descarada impunidad, muy pocas veces se encuentran con respuesta a sus abusos, además la mayoría de los presos solo se preocupan de su pellejo, sin tener la capacidad de solidarizar.
Al ingreso, cuando se hace la ficha de recepción conocí al compañero Zerman, nos apoyamos mutuamente, y aunque los carceleros nos tenían amenazados, nuestra firme postura los inquietaba. Nos designaron el mismo modulo por lo que caminábamos juntos. Allí también habían otros presos revolucionarios quienes nos dieron todo su apoyo, fue algo que no me esperaba, sabía que en esa prisión habían presos políticos, pero no había oído de quienes me recibieron.
IX. La evidente sobrepoblación hacia todo más difícil, esto sumado a que no podía comer nada ya que por encomiendas entran sólo golosinas y la comida de la prisión no es apta para vegetarianos, menos para veganos. Si no se tramitaba mi retorno a la CAS, comenzaría una Huelga de Hambre.
X. Lo positivo de esos días fue que conocí muchos presos dignos, todos ladrones que compartían sus experiencias y una que otra corrida de mate. Mejor fue cuando conocí a Francisco Moreno y Felipe Vittori, ya éramos cuatro los presxs por protestas callejeras y días después con la llegada de Zapata seriamos cinco.
XI. El 29 de septiembre el tribunal aceptó la petición de traslado de vuelta a la SMS-CAS donde nuevamente estoy en el cuarto piso, en una pieza solo, diferente a Santiago 1, en que llegué a compartir con siete personas una sola habitación. Aquí el encierro es de 21 horas diarias y de 3 horas de patio, una visita a la semana donde pueden entrar cinco familiares directos con cámaras por todos lados. Esta prisión tiene infinidad de historias de lucha llevadas a cabo por presos políticos en la década de los 80′s y 90′s, por lo que el trato de los carceleros hacia los presos es distinto. Cuando volví los otros presos me recibieron con más entusiasmo que la otra vez y nuevamente me pasaron lo que me faltaba, ya sabían que cosas podían facilitarme para comer. También he aportado en lo que he podido con los otros presos. En estos pisos estuvieron los compañeros del “caso bombas” quienes son recordados de buena manera por quienes son prisioneros acá y me asimilan a ellos, por las ideas y forma de relacionarme, con respeto y solidaridad.
XII. Punto aparte merece a quienes reconozco como responsables de mi encarcelación, la “agencia uno” y todo el aparataje de la prensa. Ellos en colaboración con la policía cumplen la función de identificar y apuntar contra quienes, llenxs de convicción, salen a la calle a intentar recuperar sus vidas. Es por eso que mis insultos hacia ellos no son gratuitos. Al menos, a través de ellos, pude enviar un mensaje de ánimo a quienes se encuentran tras las rejas.
Cuando me pasearon frente a las cámaras esposado, me sentía como aquel león que es paseado frente a una plaza dentro de una jaula por parte de sus captores del circo, el león ruge con fuerza intentando espantar a quienes se encuentran mirando como un espectáculo de domesticación, pero que remece el espíritu de quienes aman la libertad, animándolos a seguir luchando.
Por medio de sus papeles y canales han intentado ensuciar el honor de mis cercanxs y mis convicciones, ante lo cual no me quedare quieto y escupiré a estos asquerosos sirvientes del dominio.
XIII. Terminada esta primera carta quiero saludar a todxs lxs presxs enjauladxs alrededor del mundo.
XIV. En Chile a Alberto Olivares, a Esteban Huiniguir, a Fredy, Marcelo y Juan Aliste, a Patricio Gallardo, Alejandro Rodríguez, Francisco Moreno, Felipe Vittori, Zerman y Gonzalo Zapata. En Argentina a Diego, Leandro y la Galle. En Brasil a Ramiro, en México a Adrián y Braulio. En EEUU a Erick y especialmente a Walter Bond. En Suiza a Silvia, Billy y Costa, y al querido veterano Marcos Camenish. En Italia a Sergio Stefani y a todxs lxs que han sido enjaulados el último tiempo. En España a Juan Carlos Rico, Tamara y especialmente al irreductible Claudio Lavaza. En Alemania al querido Gabriel Pombo da Silva y por ultimo a lxs compañerxs de Grecia, que por su cantidad sería difícil nombrarlos a todxs, especialmente a Olga, Demianos Bolano, Theofilos y Masouras… A todxs un fuerte maullido saludando su convicción en la lucha por la liberación total.
De igual forma, enviar mi solidaridad con Tortuga y sus cercanxs. El llamado es a expresar el apoyo hacia él, porque son acertadas las palabras transmitidas por desconocidxs fuera de la clínica Indisa: “Un compañero anarquista está herido y secuestrado por la policía, motivo suficiente para solidarizar. Fuerza Tortuga”. Gesto que ha sido repetido en lugares como Bolivia, Inglaterra y Grecia.
Como decía una publicación impresa respecto a la prisión política: “en la lucha por la liberación total, ningún compañerx esta solx”. Me despido lleno de fuerza para seguir adelante, hasta la próxima.
Por ellxs y tantxs más, ni un minuto de silencio…toda una vida de combate.
Mono
Prisionero de Guerra
Sección de Máxima Seguridad- Cárcel de Alta Seguridad
04 de octubre 2011.
Pd: Más de un año ha pasado desde que el dominio dejo caer toda su prepotente venganza contra el espectro revolucionario, allanando casas y encerrando compañerxs; no se escatimaron gastos, lo importante era castigar a quienes hacían de su vida una constante lucha por la libertad. De esto mucho se ha hablado, pero este golpe vengativo trajo consigo la fuga de una compañera, una hermana y una amiga, que ese 14 de agosto tenía orden de captura y a quien la policía no pudo hallar.
Gabrielita, mis pensamientos y pasos están contigo, deseando que algún día sea como antes y podamos volver a encontrarnos en el mismo camino. En Santiago 1 me obligaron a cortar mis dreadlock, que se habían comenzado a enredar el mismo día que nos asaltaron los ERTA en la Sacco; esa extensión de mi cuerpo, era en honor a ti y nuestra amistad y estos bastardos de uniforme me los cortaron. Cada día de prisión, cada abuso, cada vuelta a la llave del encierro son cosas que no serán olvidadas.
Tus cartas, publicadas en internet, son un aporte en la lucha, donde de forma clara haz analizado tanto tu situación como el contexto que te llevo a estar prófuga, así como tu aclaración de porque el caso bombas no es un montaje, sino una venganza por parte del estado, en que nos persiguen por nuestras ideas y formas de vida. (cosa que comparto)