Del Bicentenario
Si es por bicentenarios preferimos recordar el de Ned Ludd y las revueltas luditas a las de la constitución del Estado y sus simbologías. El circo sigue montado y hoy más que nunca el nacionalismo se integra a una sociedad que tanto lo había, en comparación a otras, resistido como ésta. Viejas épocas, en donde una sociedad abierta, conciente de su pasado y presente, una sociedad de inmigrantes rechazaba, no de forma absoluta claro, pero en gran cantidad, las ideas reaccionarias como la de la creación de patriotas. Hoy y en forma potenciada por los progres emprendedores de la moral de la derrota, el nacionalismo se vende y se impone con los mismos fines de siempre. Concentrar todo en una idea estúpida, reaccionaria y limitada de nación. No hay nada más contrario a la revolución, aquella que subvierte las bases de la sociedad, no la de la idea bolche de golpe de Estado o toma del poder, que estas ideas que intentan constreñir a las personas, a su amor “legítimo” por la tierra en donde han nacido, a un territorio políticamente delimitado. Y para peor, un territorio acotado a los fines de los políticos y empresarios. Para muchos despistados marxistas existe una oposición entre la nación y éste capitalismo tan globalizado. La misma idea que ven cuando dicen: “cuidado, el Estado se reduce muchísimo y por eso las empresas hacen lo que quieren”. Los Estados modernos fuertes han sido siempre capitalistas, los Estados del bloque soviético con su capitalismo de Estado y los totalitarios de derecha también.
Los Estados son el conducto necesario, son además, el garante en sentido jurídico y material para que el capital sobreviva y se desarrolle. El pensamiento izquierdista preponderante en la región, no sólo ha abandonado ya hace mucho sus locas ideas golpistas (en donde también dada la heterogeneidad de los sectores se colaban ideas progresistas) sino que ahora es el gestor más importante de la reproducción de las ideas reaccionarias.
Los gobernantes de izquierda del Estado machacan y machacan con la idea de paisito tanto como con la idea de que el capitalismo es lo mejor bajo su supervisión.
Estos días veremos muchos alcahuetes del poder aparecer apadrinados por el Estado para poder obtener alguna migaja presentando tanto música como teatro. Todo claro, al servicio del poder estatal. Los políticos nos van a atomizar, estos días, haciendo gala de su venta de ideas reaccionarias, con show, conciertos, circo y más circo. El Centro se llenará de espectáculos para que el gran espectáculo, el del capital, termine de introyectarse en todos. Y sobre todo su interés reside en los jóvenes, el mañana de los ejércitos de consumidores del pensamiento totalitario capitalista. Muchas veces dijimos que estos artistas, como los que tocarán por todo el centro de la ciudad, festejando el bicentenario de los explotadores, caen ahí por propia debilidad. A veces ni siquiera por convicción. Sus justificaciones son del estilo: “y bue, queremos que nos conozcan, tenemos una oportunidad y la agarramos, sino mi arte no puede llegar a nadie” o “si queremos vivir de la música…” Es verdaderamente despreciable esa anemia espiritual de los acomodados y de los que los acompañan. Hay que divertirse sí, pero hay que hacerse responsable de lo que uno termina apoyando. Con esto no damos ningún intento estúpido de directiva, no creemos en esas cosas. Ni siquiera un llamado de atención ético, eso se lo dejamos a los curas. No es que sean tan importantes los artistas, es el show y la necesidad de pensarlo como la herramienta contra nosotros que es.
Analizamos la situación, sentimos bronca, decimos, porque hay que decir y no callar. No generamos una idea acotada que dice que el que se aparece en un lugar de estos es tal o cual cosa, por suerte la vida es más compleja y la libertad y la coherencia no son medibles. Decimos: que arranquen el espectáculo y los alcahuetes de las ideas reaccionarias de patria y nación. Nosotros seguiremos peleando contra ellos siempre.
Como dice la canción: “nuestra patria es el mundo entero, nuestra ley es la libertad”
Círculo anárquico Villa Española – Malvín Norte y afines.