Hemos utilizado nuestras voces, silbidos y bocinas para hacer contacto con aquellos que están adentro, gritando «no estás solo», «¡Contra los cerdos, contra los soplones, quema las prisiones!», «¡Fuego, fuego, a las prisiones!», y «Attica, Attica, Attica.» Los prisioneros apagaban y encendían las luces de sus celdas a través de todo el edificio, golpeaban las ventanas, y pudimos ver las sombras de muchas de las personas en el interior agitando y levantando los puños. El Estado trata de separarnos entre aquellos del exterior como «el buen ciudadano» de aquellos del interior como «delincuentes, matones y criminales». Pero en una sociedad que tiene la tasa de encarcelamiento más alta del mundo, estos intentos son en vano, ya que fácilmente se puede ser el siguiente, y siempre serán nuestros amigos, familiares y vecinos. El «buen ciudadano» que apoya a los políticos que son «duros contra el crimen», que agradece a los policías que nos asesinan, y acusa a aquel que él piensa que es un traidor que trabaja en contra de sus propios intereses y él es tan enemigo como los policías y los oficiales de las correccionales que sirven al estado. Hasta que todas las jaulas, paredes, y prisiones sean quemadas, no nos detendremos! Solidaridad con los huelguistas de hambre Pelican Bay y con todos aquellos que resisten a las prisiones – dentro y fuera! Fuente: War On Society |