Una carta puede ser una rebelión en contra de la injusticia, y créame, este es el ánimo de esta carta.
Lo que quisiera expresarle finalmente es que, si queremos bajo exigencia mínima, cabalgar una historia donde el designio de la injusticia no sea un derrotero obligado, debemos aceptar que toda sociedad esté habitada por espíritus libres y preñada por empeños para empujar la historia por el camino de la libertad y la dignidad. Y aunque no es la única, vivir en rebelión es también una forma de vivir.
Ud. está en la antípoda a esta forma de vivir.
Toda sociedad debe tener un bufón adulador en la corte y créame que tenemos la certeza de que Ud. -y otros acusadores en casos Mapuche- encarnan al «Fiscal Torres de nuestros tiempos».
Ud. asume prácticas reñidas con una verdadera justicia: la mentira, la delación pagada, las pruebas forzadas, la sucia e injustificada imaginación delirante, la represión incluso focalizada a niños y niñas para amedrentar.
No puedo entender el giro en su alma, Ud. fue estudiante en práctica en una institución amada en el ámbito de los derechos humanos, el CODEPU. ¿Fue su paso por el CODEPU un espionaje planificado?, ¿Hacia dónde se disparó su sensibilidad tras haber conocido, de primera fuente, las aberraciones de la dictadura?. Ud. hoy practicó esas aberraciones en los allanamientos y detenciones de las personas que ha vinculado gratuitamente en su mediático «caso bombas».
Conocemos desde los gobiernos de la Concertación, la obsesiva compulsión pro presentar un país «blanco», un «paraíso para las inversiones extranjeras», «donde las instituciones funcionan» y «los negocios resultan». Todo esto -desgraciadamente- construido con represión, no escatimando el sucio montaje como herramienta para uniformar mentes. Lo concreto es que los montajes provocan rabia, provocan indignación-ética y lejos de acallar voces disidentes, se ponen en alerta los espíritus que no aceptan los designios, la camisa forzada del mercado.
Emulando humildemente a Clotario Blest, no me asusta en lo más mínimo si esta carta me provocase personalmente daños, y aunque estoy lejos de ficcionar con ello, prefiero la prisión política al silencio.
Sepa Ud. que cada día se suman más personas conscientes de la realidad de la prisión política en el Chile de hoy, dispuestos a jugar sus pequeñas rebeliones para desenmascarar la brutalidad del sistema.
A diferencia de Ud., vivimos la alegría de no tener precio!
Claudio Escobar Cáceres
Ingeniero Civil Eléctrico – Profesor de Estado en Matemáticas
Libertad a los(as) Prisioneros(as) Políticos(as) del 14 de Agosto!
Libertad a los Prisioneros Políticos Mapuche!