A proposito de la audiencia del pasado 7 de febrero
…Y de pronto llegó como una verdadera bendición divina, la querellante de la Iglesia Inmaculada Concepción de Vitacura esbozó un par de tímidas palabras donde expresabaque no se le dio la palabra, que no pudo repetir las acusaciones de la Fiscalía. La resolución ya estaba dictada: arresto domiciliario, pero tras esta intervención celestial se habría viciado toda la audiencia, nuestros querellantes y la fiscalía se extasían anulando la resolución como también inhabilitando a la jueza.
Así se produjo un nuevo milagro jurídico ante la posibilidad de estar fuera de las fauces del sistema penitenciario, la “alegría” solo duró segundos. Esto me ha remecido de tal forma que he puesto en duda hasta mi creencia en Dios (que ya era inexistente).
Fernández Huidobro, preso tupamaro desde las mazmorras uruguayas creo que no podía haberlo expresado de mejor forma y sus palabras adquieren un sentido preciso en estos momentos:
“Hay casualidades del azar tan feroces… tiene tal perseverancia la mala suerte… como para no creer más en ella –que siempre es inocente- y creer sin duda en Dios, en la existencia de Dios, un Dios travieso, malvado, hijo de una gran puta”.
Así se fijó una nueva audiencia donde se volverá a revisar nuestro castigo preventivo. Mención aparte se merece la disposición actoral de aquel proceso teatral.
El primero en intervenir es el abogado defensor –que se le suele pedir consistencia y síntesis- luego viene la fiscalía y los querellantes. Un grupo de fiscales expone sus “argumentos-fantasías”, se turnan entre ellos, luego vienen los querellantes (que son alrededor de 8, entre ellos en Ministerio del Interior, el Consejo de Defensa del Estado, iglesias, bancos, empresas varias y hoteles) los cuales también exponen toda clase de pruebas o algunos sencillamente “adhieren” a la investigación de la Fiscalía. No siempre van todos, no siempre van los mismos. En este escenario decide el juez.
Claramente los tiempos son groseramente desequilibrados, así mientras nuestra defensa tiene alrededor de 30 minutos, cada sujeto de la parte acusatoria tiene el mismo plazo, los acusadores logran falsear, mentir e incluso contradecir a informes policiales ya que a la defensa no se le da espacio a réplica alguna.
Pero la justicia es su justicia, ellos se atribuyen el derecho de decidir sobre otros y de aplicar toda su brutalidad sobre los procesados, lógicas que para mí son inentendibles y que algún día serán recordadas como horrores de tiempos pasados.
Hoy lunes 7 de febrero: allanamientos, las esposas, el chaleco de seguridad, el enjambre de carceleros que nos rodea, unos segundos viendo el cielo sin rejas, el camino por el túnel de seguridad y recordar que esta cárcel está adentro de otra cárcel y a su vez de un complejo entramado de castigo.
Luego las caras de amigos y familiares, el show de fantasías y suposiciones sobre supuestos, pesadillas terroristas, palabras explosivas y mentiras (…muchas mentiras). Pero esta vez incluyó insultos!! (y no precisamente los que la prensa mostró para seguir ilegalizando a los solidarios que asistieron). Decirle que un antiautoritario que es un subordinado es un insulto, que obedece ordenes es un insulto, que participa en organizaciones jerárquicas es un insulto y yo no voy a aceptar ese insulto.
Mi espíritu encuentra despreciables las lógicas de autoridad y me he esforzado por erradicarlas de mi vida, de mis opciones. Veo que para los acusadores aquellas palabras no representan mucho, con ellas se observan e identifican a sí mismos, pero para mí no es más que un insulto y de los peores, de los más bajos.
Hoy también debutaron aquello que se rumoreaba hace tantos meses: testigos secretos, la joyita de la (ley) 18.314 (tanto así que se le dedica más de la mitad de dicha legislación) y tan vergonzosamente conocidos en el sur. Llenaron páginas y páginas con mentiras mientras reciben suculentos sueldos para garantizar su “protección”, así deliraban con visiones de extintores, decenas de extintores, por todas partes, de todas las formas y en todos los lugares (dichos elementos solo existen en las declaraciones, ya que nunca han encontrado nada similar en los continuos allanamientos). Finalmente la parte querellante señaló que “nuestra ideología” representa en sí misma un peligro para la sociedad… y aún balbucean que esta no es una persecución a las ideas. Pero esto innegablemente es una investigación, un proceso, un juicio y una prisión política.
Nuevamente atravieso las innumerables rejas, llego y el carcelero del piso me recibe con una sonrisa que se transforma en carcajada ante mi situación judicial, nos enfrentamos en una breve discusión sin sentido y absurda –como todo en la cárcel- la celda se cierra, él se aleja a risotadas y yo quedo insultando a la vida. Su insignificancia vuelve a quedar de manifiesto en aquellos gestos.
Pero también hay noticias buenas, muy buenas: hoy una celda quedó vacía, ¡¡un compa logró salir a la calle!! (aunque sea un par de días antes que apelen).
Bueno amigos, desconocidos, perseguidores, compañeros, familia y perseguidos, así han estado las cosas por estos lados y así las he vivido… yo acá bien y con el ánimo siempre en guardia. Un saludo en revuelta y con la frente siempre en alto con indomable cariño para quienes se lo merezcan.
Felipe Guerra,
Preso Político Antiautoritario.
Desde la Sección de Maxima Seguridad (SMS) de la Cárcel de Alta Seguridad (CAS).
7 de febrero 2011.