El compañero Giannis Mihailidis es uno de los cuatro anarquistas que cayeron presos el 1 de Febrero pasado por un doble atraco realizado en Velvedo. En el pasado ya se publicaron varias cartas suyas:
después de su detención en Febrero de 2011 (y no en finales de 2011 como aparece en el comentario del enlace) en una manifestación en Atenas por haber disparado con un arco contra los antidisturbios (http://publicacionrefractario.wordpress.com/2013/03/05/grecia-2011-escrito-de-giannis-mihailidis-tras-ser-detenido-luego-de-disparar-con-un-arco-al-parlamento/), desde la clandestinidad acusado de pertenencia a la CCF (http://liberaciontotal.lahaine.org/?p=4469) y otra vez como prófugo junto a Dimitris Politis (http://liberaciontotal.lahaine.org/?p=4617).
La siguiente carta se ha publicado hace un par de semanas
(en griego aquí: https://athens.indymedia.org/front.php3?lang=el&article_id=1479753)
Esta carta es un intento de explicar mis posiciones y mis elecciones como parte de la acción anarquista insurreccional y espero que funcionara como chispa para su proliferación.
No fue escrita desde el prisma de alguna ideología específica o alguna tendencia bien cristalizada. Se trata de algo compuesto por productos robados del “supermercado de ideologías” y por mis propios pensamientos.
Sin embargo, contiene los juicios y los valores de uno que, motivado por el deslumbrante ideal de la anarquía, participa en la guerra contra el Poder. Motivado por un ideal que aparece tanto en las comunidades tradicionales del pasado como en las comunidades insurrectas del pasado y actuales.
Un ideal al que hasta ahora sólo nos estamos acercando y que tal vez nunca va a prevalecer de manera universal. Porque, como lo describió el compañero Giannis Naxakis, “el Poder no es metafísico, está dentro de nosotros”. Así como lo es la pasión por las relaciones libres y sin dominación ninguna.
La comprensión del hecho que la realidad capitalista es una guerra de todos contra todos y una competición de supervivencia, me empuja a tomar parte en la guerra contra ésta realidad, me empuja a elegir mi posición. Y así, por considerar los partidarios del Orden unos asesinos sin escrúpulos, me he pronunciado en favor de la insurrección. La anarquía es la manera en que me rebelo, al mismo tiempo tratando de no reproducir lo que estoy combatiendo, es decir las relaciones autoritarias, y organizar las comunidades de lucha de un modo antijerárquico.
Primera parte
RESUMEN ACERCA DEL ENEMIGO
El desarrollo de la civilización incluye continuo perfeccionamiento de todo un complejo de convenios sociales. Este complejo es universal, abarca el dinero, las leyes, el moral. Cada uno de los conflictos y antagonismos de intereses está intermediado y manejado por este sistema de convenios.
La estructura social actual está configurada para equilibrar los contrapesos de fuerzas, el principio siendo su reproducción y fortalecimiento. Continuamente evolucionada y reajustada por múltiples centros del Poder, por potentes capitalistas, dignatarios del Estado y científicos, todos cuya prosperidad depende de la capacidad con que la máquina social sobrevive y se reproduce a sí misma.
Incluso la destrucción de un fragmento de aquella gigantesca máquina les sirve como oportunidad para perfeccionarla. Cada guerra, cada catástrofe natural, cada insurrección o revolución crean para el capitalismo nuevas esferas para las inversiones y además un nuevo y aún más estable régimen nace de las cenizas del aquel anterior. Cada uno de los imperios del pasado estaba amenazado por otras Poderes. El capitalismo ofrece tanta flexibilidad social que cualquier factor del poder fuerte simplemente acaba asimilado.
El vigor de la máquina social moderna está en su capacidad de asimilarlo todo. Todo ciudadano y todo empleado constituye un engranaje que tiene que ser colocado correctamente. Y todos sienten que están dependientes de ese tan ingenioso “sistema de amortización de sacudidas sociales” que se llama el Capitalismo y que lo domina todo.
El dinero es un idioma global, es la medida de capacidad que todo individuo tiene para explotar a los demás. Y todo el mundo al momento de aprender como manejar el dinero entra como iniciado en el sistema autoritario.
“Esta gente son el sistema. Y este sistema es el enemigo.”
Ese es aquel muy poderoso mundo del Capital. Sin embargo, la religión universal del dinero aparte del clero precisa también los milagros: el complejo de ciencia-tecnología que puso el ingenio humano al servicio de unos sujetos de lo más asquerosos. Máquinas potentes que asesinan en masa, torturan, exterminan y, lo peor, descomponen el intelecto humano. De las bombas atómicas, los conejillos de Indias, los mataderos y granjas de animales hasta la contaminación y destrucción del planeta. De las cámaras y televisores que difunden el modelo del esclavo moderno hasta las “armas inteligentes” de la policía.
No, la tecnología no es para nada neutral. Se trata de una prostituta que se puede acostar contigo pero nunca olvida quién es su proxeneta. Una fuerza enorme que se desarrolla rápidamente empujando ese mundo más y más cerca al borde del control total, más y más cerca de la derrota definitiva de la libertad.
Por lo tanto un mundo feliz ya está aquí y además está hecho de tal manera que no deja a nadie el derecho de ir afirmando: “soy inocente”.
No importa cómo se ha arraigado en la sociedad el moral hipócrita de la cultura burguesa, la realidad pura y dura es presente y no se puede esconder detrás de la montaña de las llamadas “normas morales altruistas”. Las apariencias de sensibilidad no se anulan por el conjunto de conductas prohibidas, con la muy difundida e imprescindible auto-opresión con su única función siendo la prosperidad y reproducción de una sociedad de individuos castradas.
El robo es amoral con tal que cuestiona el cáliz sagrado de la propiedad legal, mientras que la explotación por medio de la propiedad tiene que ser respetada. Los asesinatos son amorales menos esos que fueron cometidos por un madero o mercenario: entonces se trata del “acto heroico”. No vale la pena mencionar las incontables normas insípidas e insignificantes, que son simplemente reproducidas por los antropoides acomplejados, que con su ayuda limitan y ponen pautas a sus relaciones amorosas y, en contexto más amplio, sociales.
Sin embargo el moral es para las víctimas, para los de abajo de la pirámide social. Los que están en su cima, para estar allí ya le habían escupido a él, mientras que siguen fingiendo que le respetan y reconocen. Pero también le escupieron a él los libres y conscientes revolucionarios que actúan a base de su propio juicio y sus propios sentimientos, mientras que su moral se plasma por un sentir espontáneo, despreciando las normas de las prohibiciones. La diferencia es que ellos no necesitan fingir.
Por supuesto, el sistema capitalista no se limita a las estructuras del Poder difusas, tampoco hubiera podido prosperar a base de un moral que cualquiera puede cuestionar. Necesita a un mecanismo violento que va a disuadirle a todos la mera perspectiva de poner en duda su normalidad. La violencia de la legalidad sustituye los límites de las normas morales y construcciones ideológicas. El capital global constituye imperio y el núcleo de su violenta imposición es el gobierno democrático.
Como cualquier otro régimen totalitario también la democracia para sus súbditos parece ser la más conveniente forma de autoridad. Y naturalmente se ocupa de reproducir su moral, su cultura y su propaganda a través de la enseñanza estatal, el espectáculo y la–controlada desde el centro– información. El mensaje que “ cualquier forma de organización de las relaciones humanas que no sea autoritaria resulta ineficaz” ni siquiera precisa ser formulado: es implícito.
“La violencia no puede ser una fuerza pura y brutal, porque si sería así el caballo de Caligula tuviera el mismo derecho como Cónsul de Roma que su dueño.”
Tomas Paonal (1)
Para que el régimen parezca no sólo la más favorable pero también la única opción, no basta con imponerlo por la violencia bruta, se precisa las apariencias de clemencia.
La democracia capitalista es el Paraíso comparando con el Infierno que esta misma democracia produce en los territorios que está explotando.
Rehuye aplicar en su interior el dogma de tolerancia cero, incluso si eso forma parte de su discurso realizado en marcos de aterrorizar a los que, sea conscientemente o no, cuestionan el orden establecido. El límite de tolerancia puede ser ajustado para asegurar los equilibrios sensibles. Por lo tanto la democracia evita de exterminar físicamente sus enemigos internos y preserva su máscara humanista que encubre la naturaleza ensangrentada del complejo Estado-Capital. Cualquier desviación de esta norma constituye la afirmación de una desestabilización del sistema, el eco de una fuerte disidencia interna que amenaza cambiar el carácter del régimen. Constituye también un daño para la democracia burguesa que—funcionando sobre la base de los principios de economía—tiene que gastar más energía en restablecer su orden interno.
Por supuesto que todo el mecanismo de la violencia física presente en la democracia, es decir policía-justicia-cárceles tiene sus fundamentos en el invento ideológico llamado la seguridad. El crimen es el enemigo imaginario del cual el Estado te protege, al mismo tiempo creando las condiciones que le engendran. El mismo sistema que fabrica armas define como legal su uso por el brazo militar que tras violencia cruda genera las condiciones del saqueo brutal en el extranjero y por el brazo policial que impone el orden en el territorio nacional, es decir la racionalizada condición de explotación capitalista.
El mecanismo básico de sometimiento que tiene en sus manos la democracia capitalista es la institución del encarcelamiento. El encierro—que los humanistas llaman “la corrección”–funciona como chantaje para cada quien está pensando de desviarse de la legalidad burguesa y, por constituir una más clemente forma del castigo que la ejecución, preserva la máscara humanista que lleva el régimen. Es también la parte elemental del científicamente estructurado sistema moderno que siga manteniéndose sobre la violencia, sea directa o indirecta, para tomar control sobre las consciencias.
CONSCIENCIAS ARMADAS
Observando el continuo desarrollo de la tecnología de represión y de control hacia los modelos cada vez más totalitarios, surgen las siguientes cuestiones: ¿Contra quién se está blindando el sistema? ¿Qué es lo que hundirá ese orden tan bueno en el caos? ¿Cuál fuerza intentan engañar esas apariencias humanistas?
Una fuerza lo mismo poderosa que la fuerza que le ha engendrado. La consciencia del ser humano. La consciencia que ha dado a conocer los valores contrarios a la insensata explotación y opresión. Esto que ellos llaman “los logros sociales” no es nada más que la perfección del régimen mismo que de esta manera asimila estos valores y reduce las reacciones en su contra, pero de hecho sigue como es: violento y opresor.
El sistema autoritario actual con sus columnas fundamentales siendo la continuamente evolucionada tecnología y ciencia, el muy poderoso mecanismo capitalista y las democracias occidentales con su papel de regulador, todos ellos son el resultado de la coevolución dialéctica entre Poder e Insurrección. El régimen ha nacido de las revoluciones y sigue siendo revolucionario.
El “milagro” del mundo moderno es el bastardo nacido del encuentro amoroso entre el Poder y las ideas liberadoras.
Por un lado el Poder limita su propia bestialidad y por otro la explosiva y rápida evolución del saber (que una vez había sido perseguido) junto con la libertad de expresión aumentan a su potencial.
Se trata de una situación en que, comparando con las sociedades del pasado, no se puede presagiar nada positivo pero tampoco nada negativo, ya que nunca ha habido algo comparable y no existe una historia hipotética. Lo único que hay es un mundo que evoluciona y en esa evolución suya nosotros tenemos la posibilidad de participar con la fuerza de nuestra consciencia.
El desarrollo de la consciencia pasa por el acto de cuestionar los valores y las ideas establecidas y, pasando por las insurrecciones y revoluciones tanto individuales como sociales, da a la luz a nuevos ideales. Este es el flujo de la historia. Aparte de la sangre que se derrama abundantemente en nombre de intereses de los poderosos, fluye también la sangre que riega la flor de la insurrección, flor que gira hacia el sol de la libertad y del derrumbo de los imperios. Porque los libres espíritus se arman y reclaman tener su lugar en la historia. Aquellos que argumentan que la acción revolucionaria no tiene sentido ya que el sistema es tan poderoso, que se pregunten cómo sería el mundo si no hubiera sido moldeado por las insurrecciones y revoluciones, que se pregunten qué grado alcanzaría ya el totalitarismo del Poder si la única fuerza que evoluciona fuera el insaciable deseo por más fuerza, por más control…Y ya que la respuesta es tan evidente, mejor que se miren a sí mismos para ver el reflejo de sus elecciones llenos de culpa.
Segunda parte
SIGUIENDO EL RASTRO DE MI RECORRIDO POR EL MUNDO DE LA INSURRECCIÓN, DE LA RESISTENCIA Y DE LA SOLIDARIDAD
Desde el momento en que las cosas que viví me llevaron a cuestionar la ideología estadista dominante, desde el momento en que me di cuenta que cada momento de la inactividad es complicidad en los crímenes de los poderosos, aspiraba a que mi acción sea coherente con mis pensamientos. Iba buscando maneras de sabotear el armonioso funcionamiento del Estado y de la economía, iba buscando cómplices para esta obra. Muchísimos compañeros acabaron eligiendo opciones parecidas mucho antes que yo y yo me había inspirado por sus ideas, sus acciones y por los recorridos que hicieron. Recorridos que muchas veces fueron difíciles y dolorosos, recorridos que vivieron reclamando la autodeterminación, la libertad y la vida.
Cada una de las formas y opciones de lucha tiene su valor e importancia. Sirve para convertir en carne y hueso los deseos de toda individualidad rebelde que contribuye al ensanchamiento necesario del frente revolucionario difundiendo las ideas liberadoras de sabotear las jerarquías, los mercados, las estructuras sociales y las máquinas al servicio del Capital que aniquilan la naturaleza, tanto humana como no.
Por supuesto que los medios y las estrategias que uno elige en la guerra revolucionaria—como en cualquier otra guerra—en gran parte están determinadas por la correspondiente estrategia del enemigo. La democracia burguesa en su versión griega prefiere permitir la libre expresión de ideas revolucionarias, después de haberse asegurado no sólo de que estas ideas serán calumniadas por sus bien controlados medios de información, pero sobre todo de que serán sepultadas debajo de un montón de octavillas de publicidad y que las masas seguirán consumiendo la falsa vivencia. El atontamiento televisivo prevalece.
El Estado conoce bien que para aguantar en esa guerra de sobreinformación tenemos que ser dinámicos y fuertes y que un mensaje para difundirse socialmente necesita la acción. Y hacia esta exactamente acción se orienta la subida del grado de represión. El objetivo de este breve análisis es recalcar la importancia que tienen tanto los proyectos que difunden el discurso anarquista como las acciones guerrilleras. Por que el discurso por sí solo, además de quedarse enterrado en la tumba de sobreinformación excavada por la civilización burguesa, perdería su sentido si no hubiera desafiado el monopolio de violencia del Estado, si no se hubiera encarnizado en la directa violencia revolucionaria.
De la misma manera, ninguna reivindicación de ataque difundida a través de prensa o medios digitales puede sustituir el acto de repartir comunicados mano a mano, no puede sustituir la comunicación que se produce mediante la relación orgánica generada en los abiertos proyectos de resistencia.
La estrategia del Estado de matar los nervios de la lucha anarquista golpeando sus formas dinámicas, violentas y ofensivas, causa que algunas opciones resultan más cruciales. Naturalmente sería ridículo afirmar que ciertas formas de lucha son superiores que otras, pero toda individualidad o colectivo rebelde debe proponerse la siguiente apuesta: ¿vamos a abandonar ciertos campos de guerra revolucionaria y así rendirnos frente a ese chantaje estatal fijo llamado “legalidad”?
AÚN VIVO EN EL ESTOMAGO DE LA BESTIA
Me veo enfrentado con el mundo carcelario, un espacio/tiempo determinado exclusivamente por los convenios. Toda una serie de opciones que hice me ha llevado hasta aquí, opciones que hice intentando trazar mi propio trayecto de la negación. La negación a sucumbir a los chantajes del Estado, a resignarme frente a los convenios del Poder, a vivir como un peón minúsculo más. Se trató de un recorrido consciente de insurrección, de resistencia y de solidaridad. Un camino rastreador lleno de senderos que van cuesta arriba hacia el volcán de la revolución anárquica.
Por ser temporalmente “desactivado” me aprovecho de la oportunidad que me proporciona el régimen demócrata: la de expresarme libremente, intentando trasformar mi debilitad en fuerza. El tiempo muerto de la cárcel nutre el desarrollo de las ideas que socavan los fundamentos de ilusiones democráticas.
Es urgencia de todo revolucionario trasmitir los mensajes que enciendan la mecha de la acción insurreccional. Al mismo tiempo, tanto la acción como la postura vital y de lucha que elegimos funcionan ya como el mensaje. Por lo tanto considero tan importante defender estas de mis elecciones cuyas, según mi opinión, han sido cruciales y demostrar el significado que ellas tuvieron para mi. Lo considero más importante que la “clemencia” que, eventualmente, podían mostrar los tribunales democráticos si decido guardar silencio respecto a los temas más “sensibles”. Desprecio los códigos penales y no voy a dejarles limitar la dinámica de mi discurso. Desprecio también la supuesta “estrategia” que se inventan aquellos que, cuando llega la hora, no son capaces de defender sus elecciones. Porque nuestra lucha se lleva a cabo principalmente y sobre todo en un campo político y social. No se trata de un conflicto militar entre dos bandos. La dinámica de la barricada revolucionaria es la perspectiva de extenderla y esta extensión sea factible cuando gritemos los mensajes de insurrección y no cuando nos mantengamos a escondidas en la espera que el enemigo nos tratara de manera favorable.
Naturalmente, el régimen de los convenios no está basado en una violencia irracional. El Estado moderno regula las condenas según la postura que uno tiene frente a las instituciones policiales y judiciales. De una manera trata los chivatos, los arrepentidos, los que hacen paso atrás y de otra los que defienden sus decisiones.
Al parecer, algunos se dejaron engañar por los estrategas más hábiles, por los que saben bien que “debes dejar una salida al enemigo cercado y matarle luego, cuando retroceda.” (Sun Tzu)
Por lo tanto, ¡ninguna retirada, la batalla furiosa hasta el fin!
EL SENDERO DE LA DESVIACIÓN
En este momento estoy acusado del intento de homicidio con el arco ocurrido durante una manifestación, de ser miembro de la O. R. CCF, de 160 ataques realizados por esta organización, de enfrentamiento sangriento con la policía en Pefki y de atracos a bancos realizados en Velvedo (cerca de Kozani) y en Filota (cerca de Florina). Cada una de estas acusaciones es para mi un titulo de honor, ya que me siento orgulloso de que el régimen me cuenta como uno de sus enemigos. Claro que yo era enemigo armado del sistema autoritario antes que la policía que había fichado en sus expedientes. Y me gustaría explicar el razonamiento que ha guiado mi recorrido y referirme a algunos momentos importantes de mis actividades y de mis opciones. Por supuesto, voy a dejar afuera ciertas cosas ya que no tengo intención dar al enemigo informaciones que él, de momento, no sabe.
En 2009, cuando el Estado ha golpeado algunas de las infraestructuras de la guerrilla anarquista y bastantes compañeros pasaron a clandestinidad, para mi no sólo el apoyo a los prófugos sino también la urgencia de tomar parte en la acción guerrillera fueron algo que se entiende por sí mismo.
En estos marcos se produjo mi relación con la O.R.CCF.
No fui miembro de la organización, porque en la anarquía toda individualidad tiene la posibilidad de seguir su propio e autónomo recorrido, colectivizarse libremente y montar nuevas organizaciones, al contrario de lo que presenta la propaganda periodística que ve a una sola estructura centralista y nos quiere vernos todos allí dentro, anulando las diferentes características que tenemos cada uno. No obstante durante este período, al haber reconocido ciertos objetivos comunes, se generaron relaciones de solidaridad de facto que nos llevaron a una colaboración más profunda.
Y esta colaboración a su vez ha provocado que también yo mismo recibí las consecuencias de la operación represiva lanzada contra la Conspiración.
Unos pocos días antes del asalto de la Unidad Antiterrorista en Volos, fui detenido en una manifestación por haber apuntado el Parlamento con mi arco, es decir por una acción que defiendo totalmente hasta el día de hoy, ya que por estar dentro de los marcos de la lucha multiforme se orientaba al enriquecer los medios y evolucionarlos según los principios de fantasía. Sigo teniendo las posiciones que he expresado en la carta que saqué entonces.
Por lo tanto, en aquel entonces me soltaron en libertad con medidas restrictivas cuyas yo mismo de todos modos ya he decidido de romper y eso para no correr el peligro de ser detenido en el caso que la policía supiera más cosas que ella misma haya admitido de saber. Esta elección, esta consciente decisión mía, fue confirmada por el orden de busca y captura sacado contra mi persona después del arresto de 5 miembros de la CCF en Volos.
Me encontré en medio de un cruce de opciones pero entonces ya sabía cuál es mi camino. Había elegido el trayecto escabroso que pasa por los preciosos lugares de acción y vida fuera de la ley. Había escogido la guerra de guerrillas permanente, llena de las secuencias asombrosas, tanto en lo que se refiere a los trabajos de infraestructura, campañas nocturnas para robar vehículos o los atracos a bancos, como en lo de los momentos del ataque.
Estás privado de tantas cosas cuando eres prófugo, pero el hecho que ya no eres el ciudadano del Estado equivale la declaración de guerra. Como anarquista, el hecho ese me hizo sentir coherente frente a mí mismo, algo que no sería así si corriera peligro de ser detenido por una vida tranquila en los abrazos de legalidad o incluso peor, si decidiera entregarme esperando un trato más favorable de parte del enemigo.
Este rechazo de la entrega tuve que sostener junto con mis compañeros tras un trabajo de infraestructura difícil y continuo: carnés de identidad falsos, alquiler de pisos, conseguir armas, autofinanciarse con atracos a mano armada. La infraestructura de defensa que al mismo tiempo constituía la infraestructura de ataque, siempre cuando lo hemos elegido nosotros. Junto con las reglas de seguridad y las medidas de antiseguimiento, nuestro continuo trabajo en la agobiante condición de clandestinidad nos empujo a saborear la vivencia de guerra. Vida sobre el corte de cuchilla, adecuada para los amantes de vivencias verdaderas, vida al cual los pacíficos consumidores fallan de acercarse en las salas de cine de su propia pasividad. Porque la vida significa intervención, reivindicación y guerra, y no que seas como una pila que trabaja para la máquina gigantesca.
Percibiendo a mi mismo como adversario del régimen y sabiendo que sus perros armados en cualquier momento pueden atacarme y capturarme, he ajustado mi vida y mis movimientos esperando el momento en que estallara la batalla armada con los mercenarios del Estado. El momento en que el valor de la vida de un madero está bajando según el grado en que éste se oponga a mi libertad. Sin duda, existen cohibiciones que nos impiden quitar la vida incluso a un soldado del enemigo, sean las consecuencias de tal acto o ya sea la clemencia ante esos estúpidos “irresponsables” que, conducidos por la condición de apatía generalizada, se alistaron al Poder. Sin embargo, cuando los guardianes de la legalidad me atacan, mi libertad vale más caro que sus, de todos modos innecesarias, vidas.
A pesar de tener armas, tanto a un nivel material como a un nivel de consciencia, el momento en que tuvimos que hacer frente a dos maderos armados, algo que ocurrió durante una tarea relacionada con infraestructura, estábamos insuficiente armados,—dentro del torbellino de las agobiantes condiciones de clandestinidad–, ya que, para ser exacto, tuvimos sólo una pistola. Por casualidad no iba armado y cuando sentí que los maderos se acercan traté de huir corriendo, hasta que finalmente me inmovilizaron.
Jamás olvidaré qué hermosamente sonaron los disparos mientras que yo desesperado reflexionaba que en breve se acabara mi libertad. Pero, la difícil decisión en favor de un enfrentamiento armado desde la posición claramente desventajosa la cual fue asumida por el anarquista Theofilos Mavropoulos, me ha liberado despertando en mi la rabia de libertad. Teníamos que escapar pasando por encima de sus cadáveres.
En la batalla de Pefki, mi contribución era agarrar el coche de maderos que luego he usado como arma, amenazando de arrollar bajo sus ruedas un policía que, sufriendo el exceso de fervor, intentaba bloquearme el camino. En todo momento yo me orientaba a la huida hacia libertad.
El resultado final de esa batalla enfurecida eran dos maderos heridos de gravedad, por lo tanto un coste que contribuyó a sembrar miedo en las filas del cuerpo mercenario de la Policía, pero tuvo también un grave precio para nosotros: lesión y luego captura del compañero.
Para mi personalmente, el hecho que mi libertad ilegal se haya ampliado por dos años más fue algo inestimable. Lo único de que me arrepiento es que en el período antes que me detengan no había logrado de cumplir mis expectativas, es decir agudizar la acción guerrillera y realizar tan deseada liberación de los compañeros de las cárceles de democracia. No obstante, he obtenido unas experiencias las cuales no cambiaría por nada en el mundo, he desarrollado unas relaciones que se forjaron creando una compañía armada que iba deambulando por montañas y ciudades preparando atracos y actos guerrilleros. He adquirido experiencias que voy a guardar como un tesoro para hacer las cosas aún mejor cuando estaré libre otra vez.
Nunca olvidaré lo atrapado que me sentí dos años más tarde, cuando armados hasta los dientes pero perseguidos estuvimos en una furgoneta, allí en las montañas de Macedonia Occidental, y no quisimos arriesgar la vida del rehén en una batalla con la policía. Condiciones llenas de contradicciones, opciones contradictorias.
En un mundo donde reina la sumisión frente a las armas policiales, solamente la amenaza de arma puede garantizar nuestra existencia. Es casi cierto que cualquier movimiento nuestro que fuera anotado, alguien se lo chivará a la policía. Entonces, el único modo de mantener segura la información sobre nosotros es tras someter con nuestra violencia el portador de ésta información. Con tal que ya está acostumbrado a seguir los órdenes de maderos va a obedecer, de momento, lo que le imponen los rebeldes. Hasta que su consciencia se reconcilie con la propuesta de resistencia y sea posible una relación antiautoritaria.
Si alguien se encuentra en esa posición difícil de obedecer la voz intensa que grita “¡atraco, manos a la cabeza!” y al mismo tiempo no tiene intención de colaborar con la represión, seguramente se dará cuenta que nuestra elección se debe a una necesidad y así se pondrá a nuestro lado sin agravar aún más esa situación tan tensa.
El mundo capitalista es un mundo en pie de guerra y todo aspirante a chivato ya había elegido por adelantado afilarse al bando de nuestros enemigos. Podemos comprender las elecciones de cada uno y ser clementes, pero el hecho de imponernos es lo mínimo que podemos hacer en momento en que hemos decidido de responder con guerra a la guerra.
Resulta poco realista la crítica sobre “las relaciones de poder que se generan durante un atraco o un secuestro”, ya que las relaciones del poder están ya en la mesa, presentes por todos lados. El dinero está guardado en las cajas fuertes vigilado por las armas policiales y cuando se saca una pequeña parte será para comprar artículos y “servicios”, es decir para perpetuar la cadena de esclavitud.
La única relación sin poder que pueda existir nace en las comunidades de lucha.
ORGANIZACIÓN Y ATAQUE
Naturalmente, el anterior análisis y relato no tendrían ningún sentido particular si no fueran acompañados por la proyectualidad de continuar la lucha con todos los medios y en todas sus formas. Porque las comunidades de lucha son constituidas por individualidades diferentes, con diferentes entre sí puntos de partida y motivaciones, pero que se juntan una con otra en la guerra contra el Poder. Es de ahí donde surge la deseada y necesaria multitud de opiniones pero también de medios de lucha.
Naturalmente, sigue abierta la apuesta de organización de guerra anarquista. Tanto respecto a la realización de más fuerte posible y más efectiva acción contra el enemigo, en cuanto al fortalecimiento de relaciones entre compañeros.
Organización que significa montar grupos y células de acción, sea según las experiencias comunes o ya sea objetivos o concepciones que estos tienen en común.
Acción que tiene que ver con la difusión de nuestras propuestas y nuestros valores y su conexión con otras formas de lucha, con el objetivo que toda lucha fragmentaria cambiara su enfoque de lo parcial a “lo todo”, de una particular condición de opresión y explotación a ese cautiverio generalizado engendrado por la civilización del Poder.
Acción que golpea el enemigo al fondo sin reconocer el dipolo “legal-ilegal”y que se niega a hablar el idioma del enemigo incluso cuando sabe cómo decodificarlo.
Acción colectiva, acción individual, acción directa. De las manifestaciones y las asambleas populares hasta los nocturnos sabotajes incendiarios, las bombas, los atracos y los asesinatos de órganos directivos del sistema.
En esta acción se forjan las relaciones de revolucionarios, toman forma de compañerismo y llegan a completarse en el concepto de solidaridad. En esta acción todo individuo se siente completo y vive en coherencia con sus sentimientos y su consciencia.
Por lo tanto, organización significa también superarse a sí mismo, significa autocrítica, ruptura, disolución y luego reconstitución a base de fundamentos y relaciones cada vez más superiores. Pero también significa coordinar las fuerzas hacia los objetivos que tenemos en común, buscando maneras de acoplar nuestras diferencias, de conectar de nuevo el terreno en que hubo grietas, de no olvidar nunca dónde y quién está el enemigo.
ATAQUE FRONTAL CONTRA EL AUGE DEL DESARROLLO DE LA CIVILIZACIÓN DEL PODER
Terminando, quería señalar una falta crucial de los enfoques de lucha. Nos centramos casi exclusivamente en la policía y la represión o en las instituciones políticas y económicas, mientras que el mundo del control total se está preparando en los laboratorios científicos sin vigilancia ninguna. Y mientras que los más pervertidos torturadores de animales en nombre del conocimiento y de la ciencia hacen experimentos sobre el control mental y no tienen escolta policial, al contrario que los políticos, ese tan señalado escaparate del sistema.
De verdad parece bastante fácil devolver al clero de tecnociencia un poco de violencia que ellos mismos engendran, pero muy pocas cosas se hacen con esta perspectiva. Este texto en que hablo sobre las opciones que hice, lo voy a concluir con una autocrítica respecto a esta omisión fundamental, entre estas cosas que siempre iba aplazando esperando el momento adecuado que nunca llegó. Mi objetivo es que los nuevos compañeros cubren los vacíos dejados por los que estaban antes. Considero esencial, más allá de lo simbólico, el sabotaje contra las infraestructuras tecnocientíficas de la civilización. Porque si examinemos por dónde van las investigaciones y quién las financia, nos demos cuenta que el capital poderoso y los principales mecanismos del Estado dirigen el desarrollo de las ciencias y de la tecnología para servir los fines del beneficio económico y del control social.
Se sabe que la industria se aprovecha de los logros científicos de lo más destructiva manera hacia la naturaleza y de lo más dolorosa hacia los animales y las personas. Empezando por la contaminación y sobrecalentamiento del planeta, pasando por la reducción de las formas de vida y terminando por la tortura del asfixiante encierro en las granjas de animales destinados para alimentación o para pieles, los seres humanos tampoco reservan un destino mejor para los de su misma especie. Nada más que violencia, dolor, explotación y muerte.
El potencial del método científico facilita el manejo social mediante la propaganda psicologizada, prepara el seguimiento generalizado a través de “los sistemas inteligentes” con cámaras telescópicas en los satélites e incluso incorporadas en los insectos-espías robotizados y, siguiendo el hilo del control mental, experimenta con cerebros de animales. Desarrollan los vehículos aéreos de bombardeo no tripulados que ya están sembrando la muerte en los regiones de conflictos militares y también los soldados-robot. Al mismo tiempo preparan la fusión de ser humano con máquina, un ideal tecnócrata en que la distancia entre el ojo y la pantalla y entre la mano y el teclado queda reducida a una conexión directa con el cerebro, de este modo permitiendo todavía más rápido desarrollo de esa superpotencia que es la tecnología. Un ideal que nada tiene que ver con la ciencia ficción porque ya existen laboratorios que “acogen” a varias especies de animales-ciborg con implantes electrónicos en cerebros y existen infraestructuras universitarias que aspiran a preparan la gente moralmente y legalmente para que acepten la llamada singularidad tecnológica que unificará el ser humano con la máquina.
Esta realidad presenta un chantaje de lo más evidente que tenemos que concienciar: nosotros o ellos.
Y pienso que con el tiempo ese chantaje se hará sentir más y más por cada vez más gente, pero también nos volveremos cada vez más achacosos. Tenemos que actuar mientras que haya tiempo y ya nos hemos demorado muchísimo. El nuevo fascismo está aquí y no se impone: uno se lo puede comprar. Tenemos la obligación ante nosotros mismos de sabotearlo y de montar un poderoso frente en su contra, independientemente de nuestras diferencias ideológicas y teóricas.
Sin embargo, para combatir el complejo tecnocientífico tenemos que ajustarnos, tenemos que gozar de las nuevas tecnologías y usarlas en su contra. Como los Indios que no podían combatir los conquistadores europeos con sus arcos, los revolucionarios serán eliminados si no suban de grado y perfeccionan formas de su acción. Desgraciadamente, todo eso suena lejano pero está previsto que el futuro será aún más opresivo y agobiante y por lo tanto queda muy claro que no hay otro camino.
Junto con este llamado a la acción mando también un señal de solidaridad a los compañeros en todo el mundo que hicieron y siguen haciendo guerra contra el complejo tecnocientífico, el Estado y el Capital, sea dentro o fuera de los muros de las prisiones.
Saludos revolucionarios a las células de redes internacionales del Frente de Liberación Animal (ALF), el Frente de Liberación de Tierra (ELF), el Frente Revolucionario Internacional (FRI) la Federación Anarquista Informal (FAI), la Conspiración de Células del Fuego y a todos los grupos y organizaciones, tanto los que firman como anónimas, que no forman red global de células pero–independientemente si estoy o no de acuerdo con sus puntos de vista—siguen apostando por la resistencia, la insurrección y la revolución.
Giannis Mihailidis
Cárcel de Koridallos
Postdata 1. En el momento en que se publica este texto, el prisionero anarquista Kostas Sakkas está en huelga de hambre (a partir del 4 de Junio). Me declaro solidario con la lucha que lleva a cabo el compañero para reclamar a su propia libertad. Es necesario tomar acción para impedir la estrategia exterminadora del Estado contra el huelguista.
Postdata 2. Desde muchos días se lleva a cabo una cacería brutal para dar con los fugitivos de la cárcel de Trikala, es decir con las personas que se atrevieron a burlarse de las medidas de seguridad carcelarias, mostrando que no hay nada que sea imposible. Su espíritu combativo y la firmeza con que defienden su libertad, nos regalaron unas sonrisas de lo más verdaderas. Suerte, hasta la destrucción de la última cárcel, hasta que todos seamos libres.
Postdata 3. Las barricadas de todos los rincones de la Tierra calientan nuestras corazones.
Notas de traducción:
1. No pudimos encontrar el fuente de este extracto ya que más probablemente el nombre del autor está mal escrito.