Ayer se cumplieron once años de la “Masacre de Avellaneda”, fecha especial para quienes queremos anular la opresión capitalista. Maxi y Darío eran parte de los hambreados, miembros activos de la muchedumbre de pobres que desdesperadxs por su situación ponían en jaque al gobierno encargado de reconstruir la paz social, a pocos meses de la única revuelta que sacudío a la población argentina en los últimos 30 años. Eran “Los Piqueteros“, desocupadxs encapuchadxs, armados de palos y gomeras que al cortar las autopistas atemorizaban a la clase media-burguesa que para ese entonces ya tramitaba la devolución de sus ahorros confizcados, bien lejos quedaba el “piquete, cacerola, la lucha es una sola“ – las cacerolas ahora piden más policías y cámaras-.
El antagonismo social lo simplificaba el Secretario de Seguridad de entonces, Juan Jose Alvarez, el 27 de Junio justificando los asesinatos: “yo creo que hay sectores de la sociedad que quieren mano más dura, en un momento de crisis como este la posturas se extreman”.
La “Masacre de Avellaneda” fue planificada y esa mañana la anunciaba la prensa con “dos mil efectivos” entre Policia Provincial, Federal, Side, Prefectura. La matanza estaba tan preparada que a modo de trampa instalaron una columna de Infanteria para separar a lxs piqueterxs que se encontrarían abajo del Puente Pueyrredón, y al primer empujón, empezó la cacería que durante más de 3 horas detuvo a 160 personas, hirío a cientos con balas de goma, a 30 con plomo y mató a Maxi y a Darío. La prensa, que desde temprano criminalizaba a lxs compañerxs mostrando autos y vidrieras rotas, afirmaba que ”los piqueteros se habían matado entre ellos” , y mostraban a Darío Santillan durante los enfrentamientos en la primera línea, empuñando un palo con un clavo en la punta. Nunca lo olvidemos.
Ayer en el acto en el Puente Pueyrredón la izquierda traidora dijo en el documento principal ”En estos años los gobiernos kirchneristas adoptaron algunas medidas efectivamente progresivas”. Canallas, demócratas, cobardes, nada tienen en común con Darío Santillán que en medio de la balacera regresó a rescatar un compañerx heridx, nada con Maxi Costequi, artista del pueblo que se organizaba con los más pobres. Nada dijieron de lxs presxs por luchar, porque el que está preso lo está por romper la legalidad burguesa, el orden estatal, y la izquierda que participa de la democracia esquiva los conflictos que desbordan la negociación política:
lxs 5 presxs de Bariloche, que el último 20 de diciembre, a once años de La Revuelta, salieron a saquear junto a miles y miles de humildes humillados en más de 40 ciudades. Lxs 12 enjuiciados de Las Heras a los que se le pide perpetua por participar de una pueblada contra las empresas Petroleras en la que murió un policía apaleado por la multitud, bajado de un tirón de la caja camioneta desde la que disparaba al pueblo. El jovencito condenado la semana pasada en Pico, La Pampa por participar de una pueblada contra la Comisaría y el Poder Judicial tras el asesinato y violación de una nenita el año pasado. Lxs presxs de Corral de Bustos, Córdoba, en un caso muy similar de una chiquita de 3 años. Tapia y Claro presxs en Jujuy por una toma de tierras a la empresa azucarera Ledezma en la que muriéron 4 indigentes, y también un policía. Otro policía murió en los enfrentamientos en Formosa cuando mataron a Roberto López, el primero de una seguidilla de indios Qoms asesinadxs, y ahora el Papa recibe a Félix Díaz….
Dice el padre de Darío Santillán que le dijo al volver de la Plaza de Mayo el 20 de diciembre de 2001: “Yo tuve mucho miedo, pero si yo no venzo mi miedo, no sirvo”. Tambien decía sobre la lucha de los 30.000 desaparecidos.“Lo que sentimos en carne propia es que somos los mismos que pelearon en aquellos años, somos la continuidad de esa historia”
Lxs caídos, presentes en la lucha, lxs presxs, a la calle.
Viva la revuelta en Brasil. Vivan lxs revolucionarixs en Chile, fuerza al pueblo mapuche.
Viva la insurreción. Viva la Anarquía