Presentamos la carta de A.D.Bourzoukos, uno de los 4 compañeros anarquistas detenidos el 1 de febrero del 2013 por el doble atraco realizado en localidad de Velvedo.
“Quedaba aún mucha luz para que amanezca
Pero yo no he aceptado la derrota”
El 12.25 del mediodía. La última vez que miré el reloj. Detrás nuestro un coche patrulla, dentro de la furgoneta mis dos compañeros, el “rehén” y yo. Sólo unas pocas horas antes nuestras emociones eran totalmente diferentes. Durante un rato, al parecer, todo iba perfectamente, hasta que detuvieron a nuestro compañero en la “ambulancia”. Entonces, de golpe la situación nos ha abatido, pero a pesar de todo eso mantuvimos mente clara, en el grado que esto era posible, y así también hemos asegurado la huida de nuestros compañeros.
Volviendo a nuestra imagen inicial: nosotros tres junto con el “rehén” en la furgoneta y un “accidental” (no ha sido para nada accidental, ya que la alerta sonó en todos los pueblos en alrededor) encuentro con un coche patrulla. Los últimos minutos de nuestra libertad ya habían comenzado la cuenta atrás. Lo que se dijo en la furgoneta durante estos minutos es poco relevante para nuestra historia, lo que cuenta es nuestra decisión final. No vamos a abrir fuego, no vamos a arriesgar la vida del médico. Era la única opción que tuvimos en aquel momento. Al fin y al cabo, el único arma que teníamos en esas condiciones era nuestra pasión por la libertad. Y lo hemos apretado hasta que se pudo. Después de una persecución por las calles de Veria, casi como sacada de una peli, finalmente quedamos atrapados en un callejón por un coche patrulla que casualmente pasaba por ahí. No sé cuanto sentido tiene contar otra vez el resto de esa historia. Lo único que siento que tengo que dejar claro, ya que esto ha tomado enormes dimensiones, es la parte de las torturas. Sé que en gran parte de la sociedad, el imagen de una persona que recibió paliza puede generar el miedo, la compasión o las dudas. Pero no en nosotros, compañeros. Lo que puedo decir además es que el Estado intencionadamente permitió que se publicasen nuestros fotos y eso con el objetivo de atemorizar a los que se piensan actuar de esta manera. Tal vez ha sido también un “error” hecho deprisa, debido al automatismo que ya caracteriza a cualquier operación de la Unidad Antiterrorista. Sea como sea, de momento no quiero centrarme en eso. Me gustaría expresar una breve opinión personal sobre estas horas de paliza.
Ni siquiera al principio y ni por momento me sentía como víctima y obviamente no quiero que alguien me vea así. Durante estas cuatro horas de continua paliza, naturalmente que una de las cosas que estaba pensando eran los posibles escenarios sobre qué “final” podría tener esa escoria bravucona y cobarde. Ni el miedo ni el dolor, sólo la rabia. A pesar de como duele la verdad, agarras a tu “quiero” por el pelo y lo pones de rodillas. Todo ese tiempo que la paliza seguía sin parar, se iban confirmando todos estos años durante los cuales había optado por enfrentarme a ese sistema podrido. Todas mis opciones, todos mis pensamientos se hicieron carne y hueso. Puede ser que al fin y al cabo ya un sólo minuto con los manos atados bastó. Tal vez finalmente estos momentos de tortura son el sello que ratifica al podredumbre de ese sistema.
Pero hablemos ahora sobre el dinero. Dinero que fluye abundantemente (incluso en los tiempos de escasez que vivimos) por las sucursales bancarias, por las oficinas de hacienda pública y por todo tipo de inversiones del gran capital (como Cosco). La sangre del capitalismo.
Mi rechazo a colocarme como un bien engrasado engranaje más en ese sistema es una de las muchas razones por que he optado por el atraco (personalmente lo defino como expropiación) al banco. Con esto quiero decir que nunca tenía ganas de ser un “transeúnte” más en estas tierras, uno que tiene un trabajo “normal”, una vida “normal”. No tardé mucho en darme cuenta que el trabajo como su único objetivo tiene la instrumentalización del ser humano con el fin siendo siempre el beneficio del “Capital” del turno. Una permanente acumulación del capital por cada vez menos personas. Algo que no ha tardado de mostrar sus efectos secundarios. Más o menos en este punto yo también puse mis interrogantes.
Por lo tanto ¿eran unos casos aislados del fraude y corrupción los que llevaron el sistema a la crisis o más bien la crisis misma constituye un bien planteado proyecto de obtener beneficios todavía más grandes? ¿Hubo una “caída” del sistema bancario debida a la “burbuja” de los préstamos o se trataba de un truco capitalista para una nueva acumulación, una capitalización de dimensiones todavía más grandes?
Seguramente tenemos que ver con una crisis sin precedentes para las realidades capitalistas y seguramente ésta fue precedida por la “caída” del sistema bancario. Sin embargo estamos hablando de dos caras de la misma moneda falsa.
El capitalismo no podría existir sin el sistema bancario. Sin este último no hubiera existido uno de los más fundamentales medios de acumulación de capital. No hubiera existido el capitalismo. Así como en el caso de una eventual caída del sistema bancario fue llamado el Estado para que llenara las cajas de los bancos, un poco más tarde ante la inminente caída del mecanismo estatal fueron llamados los bancos para apuntalar inversiones y así abrir el camino para una nueva capitalización de los bancos. Un círculo vicioso que como su único objetivo tiene no permitir que se muera el capitalismo moribundo.
Mirando esta breve historia que tiene Grecia en la Unión Europea, a su caída económica la puedo interpretar sólo como algo que fue planeado por adelantado. Tanto la caída de Grecia como la de los demás países europeos donde llegó la crisis. Entrando en la zona de euro con la “logística creativa” (como fue llamada logística griega), el primer ministro Simitis al momento de presentar la economía de Grecia como bastante fuerte y en un continuo desarrollo, comparable a la de los demás estados de UE, se refirió a una época encantadora. En aquel período todo pequeño-burgués pudo esperar la llegada del paraíso capitalista. Hasta que empezó a aparecer la “burbuja” del capitalismo como sistema, con la crisis de 2008 y el comienzo del colapso. Lo que siguió era de nuevo la “logística creativa”, esta vez introducida por Giorgos Papandreu y con el fin siendo ya la “entrada” de Grecia en el mecanismo de apoyo económico (FMI-BCE). Para llegar allí donde estamos hoy, en el definitivo saldo de la vida de gente y de hecho eliminación de la dignidad humana. Algo que por supuesto va acompañado por inversiones baratas y oportunidades de saquear la naturaleza, como se intenta hacer hoy en día en diferentes lugares.
Las experiencias vividas y la insoportable presión que recibe la sociedad bastan para demostrar en toda la claridad la cara sucia del capitalismo. Reconozco mi acto como una expropiación. Para mi, los verdaderos ladrones administran órganos ejecutivos de los bancos y del aparato estatal.
El agregado natural de la crisis sistémica es la represión. Tanto acertada como generalizada, una represión que tiene como objetivo aterrorizar y debilitar la sociedad entera. Su punto de lanza y su blanco casi fijo constituye el ámbito anarquista-subversivo amplio. Un ámbito que, funcionando muchas veces como detonador o catalizador, enciende insurrecciones y tensiones incorporando la furia y la rabia que está creciendo más y más en diversos sectores sociales.
La paradoja de la política represiva del Estado consiste en como éste apunta también contra otros sectores sociales que resisten, describiéndoles con sobrante facilidad como “ilegales y terroristas que lo único que quieren es la destrucción”. Un ejemplo característico fue la espasmódica reacción del Estado a los hechos de Skouries. El impresionante y total incendio de las obras de minas de oro muy rápidamente ha sido calificado de “ataque terrorista”. Se trata de una movida con que estoy de acuerdo y a lado de la gente que lo hizo. El único diálogo que puede haber con una multinacional que tiene como objetivo destruir y saquear la naturaleza para su propio beneficio es el ataque puro y duro. Reconozco el coraje de las personas que pasaron a acción directa tomando sus vidas en sus manos. Causaron un herida mortal tanto a la empresa “El Dorado” como al Estado. Este es también el razón por que un par de días más tarde el pueblo entero de Skouries fue literalmente inundado por las fuerzas represivas que realizaban allanamientos y registros en las casas de habitantes del pueblo, un percal que recordaba un poco a guerra civil y muestra el totalitarismo del Estado que convirtió todo un pueblo en zona de guerra.
Por supuesto no ha faltado lo de “la implicación de los anarquistas-terroristas” en este ataque. Desde el primer momento los medios de comunicación de masas se apresuraron a localizar los “terroristas que fueron instructores del ataque”.
Es bien conocida y fija la táctica de los medios: señalar, aterrorizar y calumniar. Naturalmente siempre siguiendo fielmente las directivas del portador del turno, ya sea la Seguridad del Estado, la Unidad Antiterrorista o directamente la línea del gobierno. Auténticos “trabajadores” de la opresión y sumisión están excavando fosas—bastante profundas para que todos caben dentro—para que pueda seguir con su obra el brazo represivo y luego la mafia judicial podrá sepultar a todo lo que resiste.
Más o menos así comienza también el delirio (de una propaganda al estilo de Goebbels) de los medios de comunicación de masas inmediatamente después de nuestra detención. Una noticia ideal para los noticieros del terror y los guiones de ficción antiterrorista. No pude omitir de reconocer a esta tan clara línea política seguida por los medios de comunicación, que con pomposidad e un indispensable sensacionalismo hablaban sobre nuestra “indudable implicación en otras acciones aparte del atraco”. Con una táctica correspondiente a aquella que fue utilizada en Italia en mitades de los 90 para golpear al ámbito anarquista (caso de ORAI), el Estado griego intenta reprimir a cualquier fuente de resistencia.
Era fácil adivinar lo que va a seguir durante los días después de mi detención. En cualquier momento me va a citar algún fiscal especial encargado de los temas del “terrorismo”(¿puede ser que le llamen Mokkas?) para, a base de evidencias nulas y sin ningún razonamiento detrás—aparte de las conjeturas de la Antiterrorista—, nombrarme miembro de alguna organización. Por supuesto, la confirmación de esta previsión no tardó en llegar.
Finalmente fui citado por el fiscal especial-juez investigador (que se llama de hecho Mokkas), quien me incluyó en la O.R. Conspiración de Células del Fuego. Naturalmente, reconozco la acción de la O.R. CCF y sus miembros como revolucionarios, pero esto no me impide decir que no tengo nada que ver con esta organización. Nunca fui su miembro y nos separan diferencias esenciales, tanto en nivel de proyectualidad como en la más general percepción del conjunto social. Para el Estado, el hecho de integrarme en la O.R.CCF es una muy fácil manera de ampliar las acusaciones penales y por tanto los años de cárcel. Pero en mi opinión se trata de abiertamente “meterlo todo en el mismo saco”, de una agrupación flagrante que automáticamente suprime a cualquier base política que pudiera tener un luchador.
“El precio de autodeterminación nunca resulta barato y en ciertos casos es increíblemente caro.”
El camino hacia la revolución y la anarquía seguramente no podría ser cubierto de pétalos de rosas, pero tampoco podría ser el único camino, independiente de la situación que haya de momento. Nuestros medios son bien conocidos y deben evolucionar continuamente, mientras que la gama de opciones que tenemos en nuestro arsenal es bastante grande. Considero que todo revolucionario debe tener la perspicacia y la sobriedad necesaria para elegir las “armas” más adecuadas en las respectivas condiciones. El camino de la resistencia tiene muchos aspectos y seguramente se necesita una lucha multiforme. Ya sea un cartel que llama para concentración huelguista, la ocupación de algún edificio estatal, un incendio del banco, un ataque con bombas contra algún mecanismo del Estado o incluso la expropiación del dinero que pertenece al Estado, el objetivo es siempre mismo. De una parte herir las estructuras y funciones del capitalismo y de otra difundir los medios, las prácticas y las concepciones de lucha por la anarquía, por la libertad.
Me encuentro en esta muy variada entre sí sociedad, siempre combatiendo para mi mismo, para mis compañeros, por la destrucción definitiva del sistema y por el derrumbo total de lo existente. Esto no significa que voy a dejar de ejercer la crítica contra los que se la merecen porque con su tolerancia e indiferencia reproducen y mantienen un sistema podrido y opresor.
“Esta revolución necesariamente debe ser violenta, incluso si la violencia en sí es mala. Sería absurdo tener esperanza que los privilegiados van a reconocer los sufrimientos y las injusticias que causan sus privilegios y que decidan de renunciarlas voluntariamente”.
La violencia brota de nuestro interior y es la única respuesta digna frente a degradación y miseria engendradas por ese sistema.
La radicalización de sociedad es un hecho evidente en nuestros tiempos. La históricamente importante cuestión que se presenta es ¿hacia dónde va esa polarización? Un ejemplo tangible de esta tensión son los muy crecidos porcentajes de votos que ganó el Amanecer Dorado en las elecciones y los bastante comunes fenómenos de ataques racistas en centro de Atenas. Claro, este es un posicionamiento superficial en los “extremos” ya que carece de consciencia. Con el perfil de un supuesto “partido antisistémico”, el Amanecer Dorado ha logrado de reunir gran parte de la rabia de un sector social.
Naturalmente no soy partidario de la “teoría de extremos” ni considero el A.D. como antisistémico. Para mi está totalmente claro que ellos forman parte del sistema y al mismo tiempo son su arma. Este es también el razón porque aquel fenómeno no debería atraer menos atención que se le merece.
Vamos a organizarnos para proponer una lucha multiforme y duradera. Para destruir el trabajo desde sus mismos fundamentos como una relación opresiva y eso tras expropiar conscientemente la riqueza capitalista con el objetivo de agudizar y apoyar a la lucha. Siguiendo el camino de acción directa pasaremos al ataque en todos los frentes contra el sistema capitalista. Con comunicación constante y una permanente agitación en el seno del ámbito anarquista-subversivo, pero también en más amplios sectores sociales, podemos esparcir las relaciones anarquistas de autoorganización y autogestión de nuestras vidas. Con nuestra continua presencia por las calles y en luchas callejeras salvajes, se crean las consciencias, toma forma el ánimo combativo y se difunde la violencia luchadora. No, los molotov y las barricadas no son un paso necesario para “subir el grado” y luego dedicarse a bombonas de gas, bombas y lucha armada. Constituyen una inseparable parte de la misma lucha. Uno completa al otro. Cuanto se precisa a la lucha callejera tanto se precisa a los sabotajes nocturnos realizados con cada medio y dirigidos contra las estructuras de la máquina del Estado. La lucha armada es una de las expresiones del combate, una expresión indispensable que debe apoyar a las luchas más amplias del movimiento y ser apoyada por ellas. Cualquier sabotaje que sea separado de las luchas del movimiento y de las reivindicaciones más amplias tiene bastantes posibilidades de pasar a la letra pequeña de la historia como un simple suceso y finalmente resultar silenciado.
Por lo tanto, dejemos una imborrable “huella” en la historia. La plenitud de los tiempos ha llegado, hagamos factible la revolución por el derrumbo de la plutocracia, por la anarquía.
Andreas-Dimitris Bourzoukos
Koridallos, Ala A
Marzo de 2013