Carta de un-a presx a una libre Gaviota

Dicen que los hombres no lloran
Yo lloro porque no soy hombre
Soy un animal salvaje dentro una jaula
Porque la autoridad hace que existan murallas y rejas
Mientras permanezca así va a ser,
Pero aunque exista estamos nosotrxs:
Lxs antiautoritarixs que nos resistimos a perder;
Que nos resistimos a no llorar;
En la cárcel de afuera o adentro somos libres,
Porque dentro nuestro sobrevive un salvaje corazón,
Un alma rebelde que destruye cualquier antagonismo.
Tenemos sensaciones diferentes:
Lloramos de alegría, tristeza, odio, pero no de miedo,
Al miedo lo enfrentamos.

Somos lxs salvajes incontrolables
Que mandamos y recibimos hermosos gestos solidarios.
A mis hermanxs-compañerxs lxs persiguen,
Encarcelan y tratan de extraerlos de sus vida digna;
Contaminamos la normalidad en todas partes,
Firmes, rebeldes, salvajes y fuertemente consecuentes.

Que las Bellas Aguas sigan su rebelde caudal,
Que lxs tuyxs estén pronto junto a ti,
Que toda la fuerza que mandas se devuelva a ti
Cargada de mucha fuerza como la que mandas.

Hoy vuelo al incognito, a la oscuridad,
Vuelvo al anónimo aunque el poder me haya sacado de ahí,
Hoy me levante con las ganas de volverme,
De volverme al salvaje monte de donde procedo,
Al lugar donde no tengo un nombre pero sí una identidad.
Tú tomas tu nombre porque eres tú,
No lo que lxs otrxs quieren que seas.
Eres una indómita que rechaza a la autoridad,
Jamás tu noble corazón permitirá que te derroten.

El poder o quienes te critican sin conocerse a si mismxs jamás te borraran,
Jamás tu nombre será uno más en nuestra historia
Porque así lo has decidido, haces lo que se necesita,
Por eso hoy lloremos juntxs de alegría,
Porque estas palabras equivalen a un fuerte abrazo.

Un comentario sobre “Carta de un-a presx a una libre Gaviota”

  1. Hermoso escrito sin duda. Difícil no derramar las lágrimas ante estos escritos y lo más importante, ante la triste realidad carcelaria a la que se refieren y ante los hermosos sentimientos que tales palabras transmiten. Difícil, aunque para los «machitos» sea ridículo que un hombre llore, más ridículo es asociar el llanto y la sinceridad emocional a la supuesta «fragilidad» injustamente adscrita a la figura femenina, ¡pues más salvaje que ningún hombre sentado en el sillón es cualquier mujer que tapa su rostro para dar luz a la barricada!

    Ni una cárcel en pie, ni un carcelero sin venganza.

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