En esta madrugada de martes 13 hicimos un pequeño acto de desobediencia al terror con que el Estado y sus mecanismos de control nos amenazan: vertimos 5 litros de nafta sobre una máquina excavadora estacionada en la calle 61 entre 10 y 11 de la ciudad de La Plata, luego encendimos la llama de nuestra rabia que destruyo gran parte de un aparato preparado para cimentar el orden urbano. La sociedad tecno-industrial devora con su vida consumista lo que la naturaleza es por su simple necesidad de existir. El negocio inmobiliario edifica espacios de lucros y fomenta el desalojo de quienes okupan casas o terrenos deshabitados por no tener ni un techo donde refugiarse. Si algo se profundizo en este modelo K es el progreso que acaba con el agua, el aire, el verde y la salud de todxs lxs seres, la minería, la soja, las petroquímicas, todas multinegociadas organizadas para lucrar y acrecentar la industria que implica muerte y más muerte. Las máquinas sólo sirven para el beneficio de lxs ricxs, la tecnología se desarrolla para controlarnos. Debajo del cemento esta la tierra, y saliendo del corset ciudadanista están nuestras ansias revolucionarias que nos llaman a actuar aquí y ahora contra lxs enemigos de siempre. Un saludo para Tortuga y para lxs insumisxs que en Chile están siendo juzgados bajo el chantaje del “Caso Bombas” y que no es más que una intimidación para quienes públicamente alientan a la extensión de la revuelta kallejera y la construcción de la vida anarkista.
En memoria de lxs fusiladxs hace 90 años en la Patagonia Rebelde