Nos decidimos a atacar su maquinaria inmunda con el fuego que es nuestro amigo. Tapamos nuestras caras y caminamos mirando fijamente el objetivo, interceptamos una micro del recorrido 506 del nefasto sistema de transporte chileno y luego de haber bajado a las personas (cuya incapacidad de posicionamiento en la guerra les ase criticar a quienes luchan) rociamos sus neumáticos y asientos del interior para luego lanzar una fénix para que el fuego brotase en las calles que a esa hora se llenaban de un espíritu de falsa solidaridad. Nuestros ojos reían al ver como ardía esa esquina, minutos después del ataque desaparecimos como el viento.
No saben quién les golpeó.
Con nuestra acción queremos recordarle a lxs poderosxs que estamos ahí, que no hemos claudicado, que aunque nos encarcelen, no les tememos. Queremos que el fuego en forma de venganza recuerde a los presos asesinados por el nefasto sistema carcelario en la Cárcel de San Miguel, queremos que el humo de las barricadas abrace a lxs compañerxs que evaden el poder, que vuelen alto, les recordamos también lxs presxs de todo el mundo que no están solxs.
Llamamos a la multiplicación de acciones, que las barricadas se expandan por todo el mundo, que no exista paz para lxs poderosxs, transformémonos en un volcán y hagamos arder las ciudades, seamos terremotos y votemos cada centro del consumo.
NO QUEREMOS QUE NOS DOMESTIQUEN.